lunes, junio 11, 2012

INSULINA, FÁRMACOS Y DIABETES, un reflejo de la superproducción y el consumismo a nivel mundial siglo XXI.

Las grandes inversiones sobre investigación genética, biotecnología, nuevas sustancias para la salud, fármacos y otros son gastos que luego deben generar ganancias para mantener el poder económico de quienes llegaron a invertir a nivel mundial, es decir, los multimillonarios bancarios dueños de empresas que globalizan los mercados en todos los países.

En el mundo se ha detectado la principal causa de la enfermedad crónica de la Diabetes, la cual se trata con insulina, pero la obtención de dicha insulina humana se realiza a partir de cultivos de bacterias transgénicas, éstas tienen ADN humano ligado al ADN bateriano, y además los ingenieros genetistas han llegado a producir miles de millones de estos nuevos fármacos conocidos con diveros nombres, como por ejemplo Humulin, Novolin, etc.


Entonces cabe hacer una pregunta ¿si se producen enormes cantidades de insulina humana, qué debe ocurrir para lograr vender todos estos nuevos fármacos? Tal vez una estrategia ya conocida sea provocar el aumento de la enfermedad Diabetes en la población mundial, que todos los países participen del consumismo bajo el clichek de ser una persona diabética, ¿por qué en tan solo 30 años el número de diabéticos a nivel mundial se ha duplicado? A caso la diabetes se contagia como un virus de persona a persona, o que se introduce en las gaseosas, grasas, comida chatarra, o es provocado en estados personales depresivos o por bajas defensas. Bueno, esta reflexión requiere mayor información, a continuación datos importantes sobre la función de la insulina en el cuerpo.



¿En dónde se producen la insulina?

La insulina se produce en el páncreas una glándula de función mixta, pues además de producir la hormona insulina tambien produce enzimas digestivas. El páncreas se encuentra compuesto principalmente por dos tipos de tejidos, los Acinos cuya función es secretar jugos digestivos que posteriormente se volcarán en el intestino, y los Islotes de Langerhans que a través de su secreción endocrina liberan insulina y glucagón hacia la sangre. Las células Alfa, Beta y Delta de los islotes de langerhans secretan glucagón, insulina y somatostatina.

Las células Beta fabrican insulina en etapas. La primera etapa es la producción de la proinsulina. La proinsulina es una molécula formada por una cadena proteínica de 81 aminoácidos, que es precursora de la insulina. Las células Beta del páncreas procesan la proinsulina convirtiéndola en insulina por la sustracción enzimática del péptido C, que es una estructura de 30 aminoácidos que conecta las cadenas A y B (de 21 y 30 aminoácidos, respectivamente).




¿Qué es la insulina y cuál es su función?

La insulina es una hormona de origen proteico que ejerce determinados efectos sobre el transporte de los metabolitos. Por ejemplo, a nivel muscular y adiposo esta hormona aumenta la permeabilidad de la membrana para facilitar el ingreso de glucosa, aminoácidos, nucleósidos y fosfato a la células.

No todos los tejidos responden sensiblemente a la presencia de insulina para que ésta desempeñe una función de "transporte" como sucede en el músculo, tejido adiposo y el corazón, sino que en el hígado y tejidos como el nervioso las membranas son permeables al ingreso de glucosa. Sin embargo, durante la actividad física, no se hace necesaria la presencia de insulina para permitir el ingreso de los nutrientes a través de la membrana en los tejidos.

A nivel de hidratos de carbono, la insulina, exceptuando los tejidos mencionados con anterioridad:
•aumenta el transporte de glucosa al interior celular produciendo una disminución de los valores de glucosa en sangre,
•promueve la glucógenogénesis,
•aumenta el trabajo de algunas enzimas como la glucogenosintetasa, por lo que disminuye a su vez la glucógenolisis.

A nivel de ácidos grasos, la insulina:
•aumenta el almacenamiento de estos en el tejido adiposo,
•promueve la inhibición de la Lipasa hormono sensible presente en el adipocito,
.evitando la hidrólisis de los triglicéridos almacenados,
•disminuye la concentración de ácidos grasos libres en el plasma,
•promueve la activación lipoproteína lipasa presente en la membrana de los capilares,
•facilita el transporte de ácidos grasos a los tejidos, especialmente el adiposo,
•promueve el transporte de glucosa al adiposito para sintetizar a parir de ella, ácidos grasos.



La insulina también ejerce sus efectos sobre el metabolismo de las proteínas. De igual manera que la glucosa y los ácidos grasos, la insulina:
•aumenta el transporte de aminoácidos al interior de la célula,
•disminuye la neoglucogénesis,
•aumenta la actividad ribosomal promoviendo la síntesis de nuevas proteínas,
•aumenta la transcripción del ADN celular, por lo que todos estos mecanismos,
•disminuyen el catabolismo de las proteínas.

Aparentemente la insulina y la STH actúan conjuntamente para promover el crecimiento; esto quizá podría deberse a que cada una de ellas promueve la captación de diferentes aminoácidos necesarios para promover el crecimiento.


¿Cómo se logra controlar la secreción de la insulina?

Cuando las concentraciones de glucosa en sangre (70-110 mg por cada dl o 100 ml) aumentan más de dos a tres veces de lo normal, se incrementa diez veces la secreción de insulina en un plazo de tres a cinco minutos. Luego de quince minutos aproximadamente, la secreción de insulina aumenta aún más, no solamente por la descarga de insulina preformada, sino también nueva hormona sintetizada por algún sistema enzimático.

Así como la insulina aumenta con gran rapidez frente al incremento de la glucemia, se comporta igualmente rápida en su descenso cuando los niveles de glucosa en sangre retornan a sus valores normales.
Los aminoácidos también ejercen estimulación sobre la secreción de insulina, pero de manera muy deferente a como lo hace la glucosa. Sin embargo, cuando se administra conjuntamente aminoácidos y glucosa, puede incrementarse aún más la secreción de la hormona.

Existen también, otros factores que estimulan la secreción de insulina, tales como las hormonas gastrointestinales (gastrina, secretina, colecistocinina, péptido gástrico inhibidor), ya que mientras se van ingiriendo los alimentos, estas hormonas producen una descarga "anticipatoria" de insulina a manera de preparación para los nutrientes que van a ser absorbidos.

¿Cómo la insulina regula los niveles de glucosa en la sangre?

El hígado constituye un "sistema amortiguador de la glucemia" ya que al aumentar los niveles de glucosa en sangre, esta se almacena inmediatamente por acción de la insulina (excepto en los tejidos anteriormente mencionados), por lo que la glucemia disminuye. Posteriormente cuando los niveles de glucosa y de insulina se encuentran ya disminuidos, se produce un aumento en la liberación de glucosa hacia la sangre desde el hígado por la acción glucógenolítica del glucagón por lo que la glucemia retorna a sus valores normales.



Por otro lado, existen otras hormonas que pueden ser secretadas para contrarrestar el efecto de hipoglucemia como por ejemplo la adrenalina secretada por la médula suprarrenal, que promueve la glucogenólisis hepática incrementando los niveles de glucosa en sangre. Si la hipoglucemia se manifiesta en forma prolongada aumenta la secreción de STH y cortisol disminuyendo la utilización de glucosa por la mayoría de las células del organismo.

Los niveles de glucosa deben mantenerse constantes ya que la disminución de la glucemia afectaría particularmente al cerebro, la retina y el epitelio germinativo ya que estos utilizan la glucosa como nutriente para abastecerse energéticamente. Por lo contrario, si los niveles de glucosa en sangre fueran muy altos (hiperglucemia), se produciría un incremento en la deshidratación celular por el efecto osmótico de la glucosa en la sangre; un aumento en la pérdida de glucosa por orina y a consecuencia de ello una disminución de los líquidos y electrolitos en el organismo por un mecanismo de diuresis osmótica provocada a nivel del riñón.


¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus es una enfermedad que incapacita al cuerpo para metabolizar o usar eficazmente los carbohidratos, las proteínas y las grasas. Cuando comemos, los alimentos (especialmente carbohidratos y frutas) se convierten en glucosa. Todas las células del cuerpo necesitan glucosa para vivir, pero la glucosa no puede penetrar en las células sin la intervención de la insulina. La insulina se produce en las células Beta, que están ubicadas en el extremo del páncreas.

Por ejemplo, cuando comemos un pedazo de pan, una vez digerido se convierte en glucosa. La glucosa circula a través de la corriente sanguínea para alimentar a cada célula del cuerpo. La presencia de glucosa estimula las células Beta del páncreas para liberar insulina. La insulina llega hasta cada célula y actúa como una llave en sus receptores, con el fin de abrir sus puertas y dejar a la glucosa entrar. Si no hay insulina o los receptores de las células no funcionan, la glucosa no puede penetrar en las células y la persona afectada sufrirá de carencias de nutrientes.















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